La tradición de ofrecer caramelos o mentas después de una comida es bastante común en la industria alimentaria. Existen varias razones por las cuales los dueños de restaurantes han adoptado esta práctica para deleitar a sus comensales.
El objetivo principal de cualquier restaurante es asegurar que sus clientes disfruten de una experiencia agradable y satisfactoria. Un pequeño dulce o una menta al final de la comida puede ser un gesto que ayude a los clientes a sentirse valorados y atendidos.
Además de satisfacer al cliente, ofrecer caramelos al final de la comida puede tener otros beneficios. Por ejemplo, puede refrescar el aliento después de una comida. Después de comer, es común que el aliento pueda volverse un poco pesado o adquirir un olor fuerte, especialmente si se han consumido alimentos picantes o con sabores intensos. Por esta razón, muchos restaurantes ofrecen mentas o chicles sin azúcar para que los clientes puedan refrescar su aliento antes de salir del establecimiento.
Otro motivo por el cual los restaurantes regalan caramelos al final de la comida es para fomentar la lealtad del cliente. Ofrecer un dulce o una menta es una forma económica de retener clientes, ya que constituye un modo sutil de expresar: «Gracias por visitarnos, esperamos verte pronto». Además, los clientes pueden recordar este pequeño gesto y hablar positivamente sobre el restaurante con amigos y familiares, lo que puede atraer a nuevos clientes y aumentar las ventas a largo plazo.