Es común que en los vecindarios se hable mucho de la situación de las personas que viven allí y aunque esto la mayoría de las veces sea solo causa de chismes.
Hay casos donde es realmente importante que haya supervisión o que la gente esté al tanto de lo que sucede dentro de una casa.
¿Por qué decimos esto? Porque de este modo se han conseguido casos de abuso infantil, violaciones, problemas de alcohol y demás, y la única forma de resolver estos problemas es con la intervención de alguien que no viva bajo ese techo.
En este caso, tenemos la historia de un vecino que notó la presencia de un rostro en la ventana de la casa de al lado.
Este hombre sabía que allí no vivían niños o al menos en todos los años que tenía viviendo ahí, por ello llamó a la policía, de este modo prevendría que se tratase de un caso de abuso infantil.
Lo que consiguió la policía dentro de esta casa es realmente aterrador
La casa estaba casi en ruinas y nunca habían sido vistos niños viviendo allí, por lo que la policía abrió una investigación.
Cuando llegaron al lugar se consiguieron con algo impresionante. La casa estaba llena de excremento, restos de comida y cucarachas y en una habitación estaba una pequeña niña en condiciones deplorables.
La niña estaba desnutrida y apenas vio a los agentes entrar corrió a un rincón y se agachó abrazando sus piernas, la niña gruñía como si fuese un animal.
Inmediatamente esta fue trasladada al hospital y el caso terminó con la madre de la niña en prisión y sin la custodia de la pequeña.
La niña se llamaba Danielle, tenía siete años y se comportaba como un bebé, nunca había sido atendida correctamente, había sufrido maltrato y había estado aislada de todo el mundo durante toda su vida.
Para su suerte, una familia estaba interesada en adoptarla. La familia adoptiva de Danielle fue muy comprensiva a su estado y situación, por lo que se comprometieron a darle una vida digna. Aunque esto no fue fácil.
Los padres adoptivos aseguran que Danielle sufría ataques debido a su pasado unas siete veces al día y también tenía problemas con la comida, al punto que comía hasta vomitar, esto debido a toda el hambre que pasó en su infancia temprana.
De igual forma, los padres tomaron las medidas necesarias para que Danielle viviera bien, ahora con 15 años de edad, aún le queda mucho por aprender, pero con esfuerzo y dedicación sus padres creen que podrá ser una gran persona.
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