Mi esposo infiel me echa de la casa, pero yo planee una gran venganza, quedo con la boca abierta

La fidelidad es un tema de valor universal. Todas las culturas del mundo se han sentido en algún punto atraídas a hablar del tema de las relaciones monógamas, bien sea para defenderlas o para criticarlas.

En esta parte del mundo lo que esperamos y lo que se hace es buscar a alguien con quien poder pasar tranquilos el resto de nuestros días. Asunto nada fácil.

Algunas personas se toman esta tarea siempre, otras las hacen únicamente por un período de tiempo, y aunque parezca superflua la aclaratoria.

Nunca podremos estar seguros de hasta qué punto ese período de prueba se limita a un día, unos meses o inclusive unos años. Y es que, aunque mentira, existen parejas que duran juntas mucho tiempo y terminan separándose.

Este es el caso de Marina y de Juan, que duraron juntos durante 37 años. El matrimonio entre los dos era sumamente alegre, hasta que un día Juan empezó a salir con su secretaria y, poco tiempo después, terminó por arrojar a Marina de la casa.

Para poder instalarse en ella con su nueva amante y pareja. La cosa ocurrió demasiado rápido y Marina no sabía cómo responder.

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Lo realmente complicado del asunto es que Juan, al ser abogado, se quedó con la casa, y le dio a Marina tres días para abandonar la casa.

Juan se fue a un fin de semana a una playa en el Caribe, donde le compraría todos los nuevos muebles de su casa a su ex secretaria.

Marina, triste, se encargó de recoger el viernes todas sus ropas y algunos electrodomésticos, el sábado se preparó una lujosa comida, con caviar y vino blanco, y sentada frente a la ventana principal de la casa, comenzó a pensar en cómo darle una lección a su esposo. Y lo logró.

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¿Cómo lo hizo? Muy sencillo. Mientras estaba sentada frente al ventanal vio las hermosas cortinas persas y se le ocurrió meter dentro del tubo que las sostenía los caviares que se había preparado.

Cuando su esposo volvió con su amante, dos días después, el olor aún no se sentía lo suficiente. Este y su amante le achacaron el olor a playa a los mariscos que se habían comido en la Tortuga.

Mas cuando pasó una semana ya ninguno de los dos aguantaba el olor. Y un mes más tarde.

Pero antes de hacerlo la nueva esposa de Juan miró las cortinas y dijo “Hey, esas cortinas son hermosas mi amor, vamos a quedárnoslas”. Todavía les apesta, en cada sitio nuevo al que llegan.

Moraleja. La fidelidad es algo importante que no debe tomarse a la ligera, porque al ser infiel podemos estar lastimando gravemente a alguien. Comparte esta información…

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