Los vecinos del barrio Dereseki de Estambul en Turquía, tenían varios días escuchando un lloriqueo y algo que se movía de un lado a otro en el fondo de un pozo.
Decidieron llamar a los bomberos del distrito de Beykoz para que supervisan el lugar.
Nunca se imaginaron lo que encontraron, los bomberos hicieron una exhausta revisión en el pozo y se dieron cuenta que los lloros procedían de un pequeño cachorro de 4 meses.
El rescate no sería nada fácil, ya que el hoyo donde estaba medía 30 centímetros de ancho y 70 metros de profundidad.
Los rescatistas empezaron de inmediato sus maniobras, porque dejar al perrito en ese lugar sería mortal.
Lo primero que hicieron fue alcanzarle comida y agua por medio de una cuerda. Realizaron múltiples intentos de sacarlo pero todos fueron infructuosos. Pasaron 11 largos días en el proceso.
Rescate con final feliz.
El pobre animal estaba sufriendo 11 días más esperando que lo rescataran, gracias a los medios de comunicación social, unos estudiantes de la secundaria de ciencia y tecnología Bahçeshir idearon un método efectivo para sacar al cachorro. Diseñaron un brazo robótico.
Por fin gracias a este brazo biónico, el 15 de febrero pudieron liberar al perro a las 5: 45 de la mañana, el procedimiento les llevo alrededor de 3 horas.
Los rescatistas le pusieron el nombre de Kuyu que en turco significa pozo. Fue llevado de inmediato con un veterinario para saber cuál era su estado de salud.
Afortunadamente Kuyu estaba en perfecto estado de salud. Y para mejor bendición fue adoptado por sus propios rescatistas, ahora es parte del cuerpo de Bomberos de Beykoz.
Sin duda alguna este cachorro tuvo la mejor de la suerte, rescatado y adoptado en un mismo día, ahora disfruta del amor de sus compañeros y tiene una vida feliz.
Cuando las cosas se hacen con amor todo sale de la mejor manera.
Todos merecen una oportunidad de vivir y los animales son los seres más indefensos que existen, hay que cuidarlos y protegerlos.
Por favor no los abandones a su suerte y promueve la adopción.
